Aunque prácticamente no he escrito desde que el
fan número uno de las películas del Güero Almada hizo su chistecito, han ocurrido grandes cambios de los cuales habrá oportunidad de datallar más adelante. Mientras tanto, sólo les platico de mi nueva adquisición.
Me compré un nuevo multiprocesador de alimentos.
Ya tenía uno. Pero éste que tengo ahora es mejor, ya que es de acción interna... Lo que tienes qué hacer es colocártelo en el esófago. Si eres médico y tienes alguna mañita, te lo puedes poner tú mismo. Lo que tiene de bueno es que puedes dejar de cocinar; En vez de preparar las comidas, te comes directamente los ingredientes. Por ejemplo, te comes un kilo de harina, después una barrita de mantequilla, te tomas media cucharada de polvo de hornear, medio vaso de leche, un sobre de cocoa y es como si te comieras un pastel de chocolate.
Al principio no te das cuenta, pero cuando la comida te llega al estómago, lo entiendes con total claridad.
Claro, te tienes que poner una dentadura en la boca del estómago para poder masticar lo que va entrando... eso sale un poco caro, pero se compensa con lo que vas a ahorrar de gas o de luz al dejar de cocinar. Yo, en cuanto pueda, lo voy a hacer. Mi médico me dice que no es bueno tragar sin masticar. Tiene razón. Y lo contrario tampoco es recomendable.
Pero colocarme una garganta en el estómago me saldría un ojo de la cara, porque ese ojo lo voy a necesitar ahí, cerca del estómago para ir viendo lo que estoy tragando. Por eso, en lugar de comprarme una garganta sintética, lo que voy a hacer es trasplantarme el estómago cerca de mi propia garganta. Eso requiere que, además, me cosan la cabeza sobre los omóplatos... y es una cantidad de puntadas. En cuanto a la parte estética, no me preocupa mucho; Algunos dirán por ahí: "ese tipo no tiene cuello". O pueden decir: "mira ahí va un tipo con un sólo ojo". Pero allá ellos. Los que me miren con un aparato de rayos X, se darán cuenta que eso es verdad, que conservo todos mis órganos, sólo que ordenados de una manera más funcional.
Con el tiempo planeo hacer más mejoras en mi organismo. Por ejemplo, es una lástima que mi cerebro esté colocado en un sitio tan expuesto como es la cabeza. Me lo pienso también poner en el estómago para que esté más protegido y además voy a poder controlar más eficazmente mi proceso digestivo al estar más cerca. Estos procesos necesitan de una buena supervisión. Al menos los primeros meses después de haber sido modificados.
Además es bueno que poco a poco todos los órganos y las funciones más importantes se vayan localizando en la misma zona. Sí. Lo voy a hacer. Es como un repliegue estratégico de mi persona dentro de mí mismo.
Algunos dirán que me voy a reducir, ya que varias partes de mi cuerpo, como la cabeza, van a quedar de adorno, pudiendo luego atrofiarse y posteriormente desprenderse y caer como hojas secas. Pero eso me tiene sin cuidado: no me pienso achicar, me pienso comprimir.
Yo sé que en mis foros más íntimos soy irreductible y cualquier lugar me viene bien para instalarme. Y si las cosas funcionan mejor así, me río a carcajadas de las objeciones de la gente, aún cuando esta gente no oiga mis carcajadas porque van a sonar, más que en nada, en el sector del esófago y aledaños.
Pero no quisiera extenderme más en mi programa de modificaciones. Es largo y además muy extenso y ambicioso. Sólo quería recomendar, por ahora, la compra del multiprocesador alimentario de acción interna.
Lo anterior fue de Leo Masliah.