Al mago lo conocí hace como 5 años en el rojo café. Ese día le tocó abrir a un grupillo de música y toques cómicos bastante chafa. Ese día estaba ahí Luzanna, Aída, Vicky y él. Yo no había tenido oportunidad de hablar con él mucho, sólo una vez previo al encuentro éste. No hizo falta saber mucho de él pero nunca se da por entendido la totalidad de alguien.
Ese día que lo conocí, sólo se bajó de la tarima alfombrada que finge ser un escenario y saludó a los que estaban ahí. Me preguntó para asegurarse que era yo y terminó por hacerce buen amigo mío.
La siguiente vez que lo vi, lo invité a cenar los tacos del memo. No sé qué fue, pero ese día estaban malos los tacos y me enfermé de la panza y me imagino que él también se enfermó. En todo caso, él se habría enfermado completamente.
Y siendo honestos, no me gustaban todas sus canciones. Sólo me gustaban gustaban dos, una que dice que ya no me inspiras nada (porque era la neta del dolido, de quien aclaraba no ser menos hombre por bajar la mirada), y la otra que era un autorretrato y un perfecto obituario para la panza que hace dos años se nos fue.
Fui, un niño como todos,
Con el lodo en los zapatos,
y la carta a Santa Claus,
Con amigo imaginario,
y en los sueños un Dragón,
La esperanza de mis padres,
el amor de los abuelos,
Y el deseo de que la noche,
me llevara a un día mejor.
Crecí, como creo que crecen todos,
Con Don Gato, Picapiedras,
superhéroes y futbol,
Con domingos de mercado,
y juguetes de Hong Kong,
Con mi hermano y sus historias,
y mi hermana en biberón,
Y un par de horas por la tarde,
para corretear al sol.
Tan sólo un niño, común.
Que se asombraba cuando empezaba a llover,
Y se levantaba, poco después de caer,
Con preguntas sin respuesta,
Y respuestas que jamás, pudo entender.
Fui, un joven como todos,
Con una novia primera,
que de pronto se marchó,
Con top saider sin calceta,
pelo largo y rocanrol,
Con mil sueños sin maleta,
y una orientadora necia,
Que creyó que yo podría,
ser un día administrador.
Crecí, como creo que crecen todos,
Con un libro de Mafalda y el viejo Playa Girón,
Con mil dudas sobre el sexo,
y revistas de Playboy,
Sin recuerdos ni pasado,
de un primer beso en los labios,
Y el intento malogrado,
de un primer verso de amor.
Tan sólo un joven común,
Que se asombraba cuando empezaba a llover,
Y se levantaba, poco después de caer,
Con preguntas sin respuesta,
Y respuestas que jamás, pudo entender.
Soy, un hombre como todos,
Con temores y derivas,
sobre cada cruel error,
Con canciones muy pequeñas,
por mitades de una voz,
Años luz del ingeniero,
el doctor o el ciudadano,
Que mi padre en sus empeños,
hace mucho imaginó.
Y soy, como creo que somos todos,
Un enfermo sin bandera,
enamorado del amor,
Una soledad dispuesta,
ante los brazos del perdón,
Un moribundo desolado,
que en un rosal se desangró,
Un papalote que en las manos,
de una virgen, Otra vez, se levantó.
Tan solo un hombre común,
Que aún se asombra cuando empieza a llover,
Y que a pesar de haber caído,
Ha decidido levantarse,
y al final, Morir, en pie.
Ese día que lo conocí, sólo se bajó de la tarima alfombrada que finge ser un escenario y saludó a los que estaban ahí. Me preguntó para asegurarse que era yo y terminó por hacerce buen amigo mío.
La siguiente vez que lo vi, lo invité a cenar los tacos del memo. No sé qué fue, pero ese día estaban malos los tacos y me enfermé de la panza y me imagino que él también se enfermó. En todo caso, él se habría enfermado completamente.
Y siendo honestos, no me gustaban todas sus canciones. Sólo me gustaban gustaban dos, una que dice que ya no me inspiras nada (porque era la neta del dolido, de quien aclaraba no ser menos hombre por bajar la mirada), y la otra que era un autorretrato y un perfecto obituario para la panza que hace dos años se nos fue.
Fui, un niño como todos,
Con el lodo en los zapatos,
y la carta a Santa Claus,
Con amigo imaginario,
y en los sueños un Dragón,
La esperanza de mis padres,
el amor de los abuelos,
Y el deseo de que la noche,
me llevara a un día mejor.
Crecí, como creo que crecen todos,
Con Don Gato, Picapiedras,
superhéroes y futbol,
Con domingos de mercado,
y juguetes de Hong Kong,
Con mi hermano y sus historias,
y mi hermana en biberón,
Y un par de horas por la tarde,
para corretear al sol.
Tan sólo un niño, común.
Que se asombraba cuando empezaba a llover,
Y se levantaba, poco después de caer,
Con preguntas sin respuesta,
Y respuestas que jamás, pudo entender.
Fui, un joven como todos,
Con una novia primera,
que de pronto se marchó,
Con top saider sin calceta,
pelo largo y rocanrol,
Con mil sueños sin maleta,
y una orientadora necia,
Que creyó que yo podría,
ser un día administrador.
Crecí, como creo que crecen todos,
Con un libro de Mafalda y el viejo Playa Girón,
Con mil dudas sobre el sexo,
y revistas de Playboy,
Sin recuerdos ni pasado,
de un primer beso en los labios,
Y el intento malogrado,
de un primer verso de amor.
Tan sólo un joven común,
Que se asombraba cuando empezaba a llover,
Y se levantaba, poco después de caer,
Con preguntas sin respuesta,
Y respuestas que jamás, pudo entender.
Soy, un hombre como todos,
Con temores y derivas,
sobre cada cruel error,
Con canciones muy pequeñas,
por mitades de una voz,
Años luz del ingeniero,
el doctor o el ciudadano,
Que mi padre en sus empeños,
hace mucho imaginó.
Y soy, como creo que somos todos,
Un enfermo sin bandera,
enamorado del amor,
Una soledad dispuesta,
ante los brazos del perdón,
Un moribundo desolado,
que en un rosal se desangró,
Un papalote que en las manos,
de una virgen, Otra vez, se levantó.
Tan solo un hombre común,
Que aún se asombra cuando empieza a llover,
Y que a pesar de haber caído,
Ha decidido levantarse,
y al final, Morir, en pie.
1 comenterios:
Lo amé... y hurgué entre mis recuerdos... habia olvidado las cosas cotidianas.. esas que terminan siendo parte de ti.
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