Son

Pues hay días en la vida en los que te caga un pájaro EN LA CARA, pero más tarde cuando notas que hay más dinero de lo normal en tu cartera creo que no hay tanto pedo con que la mujer por la que se detuvo el mundo en un instante te haya visto con mierda en la cara.

Eso podría hablar de mi inestable dignidad, tema que ya he tratado mil veces acá pero parece que cada vez tengo una forma nueva de humillarme. Aunque, en honor a la verdad, de un tiempo a esta parte creo que las cosas mejoran significativamente. No lo digo en forma de alarde aunque sí tenga mucho que ver, pero honestamente es algo que llega a preocuparme. Hoy perdí esa capacidad asombrosa de llorar por lo que sea.

Lo bueno del son es que siempre ocurren cosas impresionantes. Como hoy, que del otro lado de la cortina la sombra de un pájaro se proyectaba para engañarnos y descubrir la mentira al abrir la cortina. El pájaro ya no estaba, así que la cosa nos pareció lo más raro del mundo. Pero la vida tiene sorpresas cada vez más extrañas, al cerrar la cortina la sombra del pájaro proyectada todavía comenzó a volar.

Básico

De entre todas las cosas estúpidas que he hecho en mi vida, hay unas que destacan más que otra. Trataré de ser lo más preciso aunque sepamos de antemano que eso de andarse por las ramas me va más que las pezoneras a Niurka.

He encontrado una terrible fisura en cuanto a todas mis relaciones afectivas que, de una manera u otra, podría llamarse noviazgo. Quisiera aclarar que dicha palabra no me da miedo, que decirla en ocasiones me da risa pero que nunca, y bajo ninguna circunstancia, un término de dos sílabas y ninguna palabra en general me privarán de la libertad. Eso de que ser novios limita a las personas merece de mi parte un "chúpenme las bolas", literal y la verdad es un argumento más teto que la palabra en sí.

Les iba a decir algo de no sé qué de cuando yo tengo novia y que, no sé. El caso es que hoy no tengo novia y por un buen rato, a menos que tu mamá cambie de opinión, así será.

Que te conoces

A la mitad del día normalmente yo duermo. Si hiciéramos una modificación a mi forma de vida, podríamos estar hablando de que un lugar como Hawaii podría adaptarse totalmente a mis horas de sueño.

Terminé por economizar todos mis gastos y entre estos incluí severos gastos de intelecto y de saliva. Hoy nada me parece que valga la pena y llevo varios días así. Pasé un día entero sin decir una sola palabra y la educación propia de mi curiosidad ha dejado de realizar preguntas. Y no es soberbia ni mi tradicional arrogancia, sino que de un tiempo para acá ya es un día igual al anterior. Ya me los sé.

Buscar una anomalía en todo esto sería como tratar de encontrar en la arena un grano de sal. Identificarlo, así como su eventual asimilación, podrá tratarse de un evento fuera de toda relevancia. Ya para qué. Si ya ni la pena hace que valga, entonces podríamos anotar otro fracaso y una rayita más en el conteo diario de dejar pasar tu vida, frente a ti, sentado viendo una computadora con gente que por más que parezca, hoy ya no existe.

Nadie te ha visto por aquí.

He venido para preguntar por ti. Al parecer nadie sabe de ti y nadie cree que existas. Las dudas que acosan a mi imaginación son cada vez más frecuentes y hoy dejé de creer en ti.