Agua

Si fuéramos agua, mujer.
De dos gotas nos hacíamos una.
O no, mejor aún:
El río, naciendo desde un lugar muy lejos me lleva a tus costas.
Entonces nos encontraríamos.
Y entre todas las moléculas,
la sal, la brisa que amenaza con volverse en nuestra contra,
la corriente que llevo de corbata
o las burbujas que nos encierran,
estamos juntos.

(simbiosis)

Te diré.
Si fuéramos agua,
nos bastaría una lluvia para caer juntos,
o una lágrima para hacer agua de limón.
O un grito desaforado cargado de rabia
expulsando de manera impía
la soledad que nos contagió las ganas de estar juntos.
Cayendo como por casualidad juntos en una cascada
que en este caso es mi espalda.

¡Ay, Mujer,
si fuéramos agua!
Ya mar adentro o río arriba,
mojados, encima,
salpicando gotitas de dulce olivo,
Invadiendo en rocío
tu piel calientita
o la travesura de tus manos.

gotas suspensivas.