Mensaje en una botella

Siempre fui bastante aficionado a hacer esto. O cartas en forma de veleritos o cualquier cosa que pueda ser un testimonio en letras a la deriva. Cuando tengo oportunidad, lo hago. En guadalajara acostumbraba a escribir frases en los boletitos de los camiones y dejarlos ahí. O guardar en una caja de cerillos un aviso urgente, una petición humana de sonreír. Uno nunca sabe.

Hoy me entero que Ismael Serrano va para Guadalajara. Será en el Teatro Torres Bodet (chulada) y pienso ir. Y soy bastante ventilador del español este.

Hoy me he encontrado un texto de Rodolfo Serrano (papá de Ismael) que habla acerca de los mensajes en las botellas y de una súbita intención de no ser rescatados (prefiero cocos y aborígenes ventilándome con hojas de palmera que un horario de oficina).

Ahí viene. Mensaje en una botella.

Hace ya 7 meses 3 días y 2 horas, naufragué en esta isla que no está en ningún mapa.

La primera semana lloré como un muchacho asustado y el miedo vino a vivir conmigo. Luego maldije a dios los 15 días siguientes, y me pase 3 días sin agua y comida.

Los siguientes dos meses he añorado tu cuerpo y soñado con el tibio roce de las sabanas.

Cada noche encendía hogueras en los montes, pendiente de que un barco pasara por delante de esta isla maldita, en la playa dejaba mensajes de socorro, pidiendo que vinieras.

Arrojé 100 botellas con mensajes urgentes y durante 3 meses aprendí que la vida, es un cangrejo, un fruto, el agua del torrente, el sol que cada tarde pintan de rojo el agua.

Ya no siento temores...recuerdo vagamente que mas allá del mar hay fusiles y espadas y hombres que maldicen haber nacido un día. Que aquel mundo era una isla de monstruos.

Ayer me desperté cantando sin que nadie me dijera, estás loco...¿a qué viene tanta alegría?

Y cada tarde escribo en la arena unos versos que borran las mareas y que de nuevo escribo.
Hoy, he visto pasar un barco no muy lejos, he apagado raudo la luz de las hogueras y he borrado todos los mensajes de auxilio.

Afortunadamente el buque...ha pasado de largo


Rodolfo Serrano