Hay cosas que no se pueden decir por una carta ni por teléfono. Es decir, un día un señor se muere y para informarlo uno tiene que presentarse, en el mejor de los casos, y confirmar la noticia. Oiga, le dice, su papá se murió.
Hay noticias, en cambio, que son mejores decirlas por teléfono. Todo manejado desde la más escrupulosa de las seguridades, por miedo al contagio del morbo o de la misma felicidad. Como un día que te dije que te quiero y te quedaste fría. Eso, va, porque uno no tiene manera (al menos no por ahora) de manifestarlo en persona, así, a los ojos. De la mañana para acá pienso que tal vez tú ves las cosas de otro color, como si uno se pusiera un celofán color olivo y así fuera testigo de todo infiltrado en tonos verdes.
Hay cosas que uno muere por decirlas y que al decirlas, efectivamente, muere. Como si se tratara de la firma de algún contrato o como cuando uno no puede más y sin quererlo hace preguntas. ¿Entonces semos novios? No, no pude pero igual lo dije. Sí, así, con kilómetros entre dos y una distancia constantemente asaltada por quienes se quieren. Hoy no hay más, hoy es como si hubieras despertado conmigo y me dijeras que no fuera a trabajar, que me quedara contigo. Yo, obediente. Pero no, porque luego no tengo cómo ir a verte. La verdad.
Hay otras cosas más importantes aún que uno no puede decirlas ni por teléfono, no puede decirlas por una carta o por un correo electrónico. Qué cosas. Hay cosas menos trascendentes que la gente grita por doquier: soy libre, auxilio, taxi, mesero, la cuenta por favor. Acá no. Es más, incluso no se puede decir teniendo el celofán ese que forra tus ojos enfrente de los míos. Son cosas, dicho de alguna forma, indecibles. Más bien impronunciables. Pero son cosas que uno no puede pronunciar pero igual lo entiendes, pero igual respondes. Yo te entiendo aún cuando entre los dos no hay más distancias y un silencio que es asesinado por un suspiro. AHHHHHHHHHHHHHHHHHHH, no era un suspiro muy grande. Hay cosas importantes que ni siquiera tengo que escribir.
Del otro lado 7
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Edgar no quería ser como su papá que la mayor parte del día y de la noche
se la pasaba en la calle, apostando en el frontón y los billares o
financiando ...
Hace 9 años
1 comenterios:
síp, ahi cosas que ni siquiera tienes que decirlas, por que ya las se :).
Chaparro?:), Hoy a sido un buen día :), me toco un muy buen maestro y resulta que mi compañera ya es señora , pero de esas jovenes, y en nutriologa, sali junto con pegado :D. jojojo.
te, eem, bueno, nisiquiera tengo que escribirlo ♥:)!
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