(paréntesis)

Hay dos cosas que todavía no te he dicho;
bueno, en realidad uno oculta,
sin piedad,
todo un repertorio de sorpresas en ti.
De las dos,
la primera es la semejanza con venus,
la de milo,
tú, a diferencia, con los brazos
para mí.

La segunda se esculpe,
como por quien se busca a sí mismo
y hace un retrato hablado en silencio
de lo que sin querer encontró.
Toda la vida.

En realidad, como lo menciono,
hay una tercera y una cuarta,
(a la derecha, de preferencia)
hay mil maneras de decírtelo.
Pero uno, por cortesía,
por aspiraciones nobiliarias,
por puro suplicio,
se lo guarda.
Aunque se atore en la garganta,
aunque se ahogue en la amohada,
aunque sea censurado por la vergüenza,
aunque tú ya lo sepas.

De otro modo sería simple decirte,
buenas noches, hoy vengo para quedarme.
Y para siempre, y nunca más,
y los años juntos y el amor eterno.
De otro modo sería sencillo mentirte.

Dicen de los ojos y su incapacidad para engañar.
Yo creo en tus manos y en el destino que ellas revelan.
Creo en la cortesía de tus labios,
en las negociaciones bajo la almohada,
en las declaraciones de guerra antes de ir a comer,
en los pactos de quien calla,
en las apuestas, en los suspiritos,
¿a quién se le ocurre?

Por mi que reviente en confeti el planeta esta noche,
quiero bailar un slow with you tonight.

Toda la noche, todas las noches.