Semana Santa
Cuando estudiaba, la semana santa era el evento vacacional más esperado de todo el año, como era de esperarse. Todo porque era la única semana en la que yo no hacía nada. Nada.
Cuando era navidad me iba con mi Mamá a casa de mis abuelitos a León. En las vacaciones largas de verano, mi papá me ponía a trabajar con él en la llantera que tenía y que nos daba de comer: mira cabrón, para que veas que hay que chingarle para que tú, tu madre y tu hermano traguen.
En Pascua, me iba con mi papá siempre a Atotonilco contra mi voluntad.
Esta semana santa, los papás de Claudia se habían ido con sus hermanitos a Guayabitos, una playa horrenda llena de gente, basura, pañales y lanchas. Por lo tanto Claudia iba a estar sola toda la semana. Aproveché la oportunidad de vivir una semana con ella. Le dije a mi mamá que me iba a ir con Octavio, mi compañero de la gasolinera, al rancho de su papá en Cocula y que para que no se preocupara le daba el número de teléfono de Octavio. Que si quería le hablara en ese momento para que él le confirmara el viaje. Todo estaba planeado, Octavio le diría que sí, que en efecto me iba a ir con él y su familia a Cocula, después Octavio me haría el favor de dejar su teléfono en su casa y apagarlo para luego argumentar con mi mamá que allá, nadie se acuerda de Cocula. Ni la señal del teléfono.
Me fui con Claudia y en esa semana cogimos cincuenta y siete veces. La verdad es que nunca nos cansamos de hacernos el amor. Sudar sexo. A toda hora, a la hora que fuera. Haciendo lo que estuviéramos haciendo, toda actividad se traducía al final con las sábanas hechas rollito. Práctico recurrí a los sabios consejos de Octavio: cuando ya sientas que se viene el tepache, que ordeñas, sácate en chinga güey. No dejes que ni una gotita termine dentro de ella. Siempre pensé que Octavio era más inteligente que mi hermano Arturo, o por lo menos sus consejos eran más razonables.
Creo que esa semana cogí más de lo que comí.
Terminé tan acostumbrado al olor del sexo como cuando terminé por odiar el olor a gasolina. Incluso cuando salí el domingo por la mañana de su casa antes de que llegara su familia, el aire fresco cayó tan bien en mi cuerpo como una cerveza junto a una torta ahogada.
Del otro lado 7
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Edgar no quería ser como su papá que la mayor parte del día y de la noche
se la pasaba en la calle, apostando en el frontón y los billares o
financiando ...
Hace 9 años
1 comenterios:
"Creo que esa semana cogí más de lo que comí."
Jajaja todo acabado!
Venga puees la cuarta!!
SOBRES PUEEESSSS!!!! :D
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