No soy mucho de criticar a televisa. Finalmente les tenemos un respeto y señalarlas como medios morales erráticos y decadentes nos dejaría a nosotros mismos parados en la incongruencia. Además algunos momentos felices de mi vida me los dio la tele, punto. Esa es la verdad.
Luego hubo un programa que se llamaba bailando por un sueño que me parecía la cosa más insulsa que uno podía ver en la televisión. Creo que sobra decir cuál era la mecánica, pero el motor de ésta era (música adagio, close up) que Doña Emma Garnica no perdiera sus piernas, que Lorenita pudiera ver, que Don Tabique obtuviera su avalancha para poder desplazarse, una despensa para la familia Lara o un tanque de oxígeno para Doña Felicitas. Y entonces ya no supe hasta dónde está el corazón de las personas y en dónde pierde uno la dignidad. Lo peor es que somos capaces de de lo que sea.
Encima me vienen con una campaña de concientización social; un hitazo de anestesia en mis ojazos tapatíos para que no tenga miedo. ¿Miedo? No mamen, estoy cagado en pánico. Lo que sí veo es que ustedes ya no tienen miedo a perder la vergüenza. But show must go on...
Eso sí, Jacqueline Bracamontes está bien mami.
No será bueno sospechar, pero con ustedes nunca se sabe. ¿Teletón? Cremas!!
Del otro lado 7
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Edgar no quería ser como su papá que la mayor parte del día y de la noche
se la pasaba en la calle, apostando en el frontón y los billares o
financiando ...
Hace 9 años
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