Yo leí tu nombre en un cartel y aquí estoy con la necesidad de sobrevivir, de seguir en pie.
Un collar sobre aquél tablero de ajedrez y por cábala adivinarás si te sobra amor, si te falta fe.
-Frank Delgado
Yo miraba através de ti y detrás de ti la nada. Que me veía triste, no, simplemente nunca estuve ahí. Estaba en otro lado. Luego entendí que me dijeran que nunca hablé. ¿Qué tienes? Nada, no tengo nada.
Es que estás raro, siempre estás aventándome por las escaleras o invitándome al cine. Hoy no. ¿Qué tienes? Ya, dime.
Bueno, tengo unas ganas inmensas de un día desaparecer y que todo mundo sepa exactamente en dónde estoy y que soy feliz. El más incauto de los sentidos comunes, oídos que nunca dejan de aprender, una inútil capacidad de inventar nombres y un amuleto de algo que parece un hueso, pero no lo es. Más allá, cigarros en un oxxo y una excursión a la glorieta. Luego muchísima música y un silencio casi tan sonoro como mi propia voz. Como te digo, no tengo nada.