El carro azul chiclamino.

Como no tengo foto del automóvil, les dejaré una postal del vandalismo urbano. La víctima ésta vez se trató de un teléfono de los de ladatel, nadie sabe bien quién ni por qué. Pero quedó dorito como el torito. Así que le tomé una foto antes de que fuera restaurado por completo, porque la otra vez que lo vi el cable sostenía una bola de plástico amorfa llena de cables y pedazos de estopa por doquier. Arriba Molotov.

Hay cosas que están mal que diga. Pero la verdad es que una vez un profe cagadillo que andaba con las alumnitas (¡saludos fidiswiwis!) me comentó una cosa que no olvidaré. Dijo que la analogía entre hablar frente a un micrófono y hablar con una chica es que a ambos les debes un respeto infundado que te hace temblar y ponerte nervioso. Sudar frío y dudar hasta de lo que vas a decir, pero se trata de no perder eso, que en cambio cuando suceda significa que ya no vale la pena. Pues hoy me pasó, y honestamente no me lo esperaba.

Me han preguntado de qué color es el carro que ahora arreglo para ya luego pasear a unas mamis (¡incluyendo la tuya!). Yo no tengo una respuesta concreta. Así que comienzo por valorar las tonalidades de los azules. No, no es marino. No mi rey, no es azul rey. No es cielo. No, es más bien como azul opaco pero grisoso (independientemente de la tierra). Es azul chiclamino.

Una mujer con curvas no es una mujer derecha.



J.P. Castel + www.flickr.com/photos/estereofonico/