Clávate en los detalles

Gozando de mi efervescente popularidad como fotógrafo (ahora también identificado como "el que toma fotos"), acudí el sábado pasado al elixir a tomar y a retratar. Finísimos retratos.

Bueno, lo bueno de mi trabajo es que conoces a bastante gente y algunos contactos que facilitan tu vida en todos los sentidos. Pero la ventaja del sábado fue cuando acudí a tomarle fotos a un grupo de mushashas (acá son mushashas y mushashos) que aparentemente festejaban un cumpleaños y antes de nada, me jalaron a bailar cadenciosamente en una danza que Serrano Limón podría considerar profano e inmoral, pero dije soy joven, guapo, soltero y quién soy yo para negarles el placer de bailar de esa manera conmigo y arruinarles la fiesta. Así que presta...

De entre la multitud, apareció un joven con cuerpo de luchador de la AAA a decirme que si no quería que él nos tomara una foto (¡ahora los patos le tiran a las escopetas!) y le dije que sí, y después continuamos con un baile que bien podría ser la nueva danza prohibida, algo así como la lambada del nuevo siglo. Pero entonces ya me enfadó la pinche vieja caliente y me iba y el tipo con cuerpo de Latin Boiler me dijo que pues gracias por la foto, pero que ya no me acercara porque se iba a enojar y que por favor dejara a su esposa en paz.

Sobres, chido, buenas noches y arriba los novios.