Ya sabes qué sigue.
Es temprano y el vagón anda. Yo no quise despertar pero oirte gritar lo hizo inevitable. Desperté y estabas como ciega, andabas mirando el camino diluirse y la distancia apresurarse. ¿Qué importa? Te dije y tú seguías mirando a no sé qué. Entonces te acompañé con una taza de café.
El vagón sigue y el sol parece despedirse, un lago inmenso y la sensación que uno se convierte en agua otra vez. He decidido bajarme del tren.
Del otro lado 7
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Edgar no quería ser como su papá que la mayor parte del día y de la noche
se la pasaba en la calle, apostando en el frontón y los billares o
financiando ...
Hace 9 años
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