Esto es una nota de suicidio comercial

De un tiempo a esta parte me doy cuenta que tengo cierta afinidad por las nenas emo. Y no sé qué sea precisamente. Tal vez se deba a su evidente fragilidad emocional que me permita sentirme superior. O si simplemente es por su facilidad para alimentar mi ego fascista. Al fin y al cabo son emos... déjenlas.

El lunes pasado mi vida se partió en dos otra vez, no sé precisamente qué pasó pero todo cambió en un instante. De pronto estaba en casa de Cindy a las 3 de la mañana platicando de la vida y la felicidad. No sé qué pedo. Yo tenía planeada una vida junto al mar. Tenía una idea de escribir cartas desde allá dirigidas al oceano, con remitente desconocido que tal vez permanecerá en la memoria de los peces jeje.

Y esto fue lo único que alcancé a hacer allá:

Tal vez no sea un momento correcto
para pedirle al mar que se congele,
que se quede quieto.
Y pedirle al viento su atención
y su silencio,
para pronunciar un discurso molesto,
que hable de soledad, de noches en vela,
de amor eterno...

Tal vez sea justo instante para guardar silencio
y sólo mirarte...
tan alegre... tan brillante.
Al parecer tan hecha de aire.
Tan a punto de desaparecer sobre el viento de la tarde.

Es un momento perfecto para que baile el mar
y el viento ruja desafiante;
Para que guarde en silencio mis versos
y me quede callado, admirando...
Rodrigo Solís

Acá las cosas no son muy diferentes a la ciudad. Es cosa de reemplazarte, a ti que me agobiabas todos los días, por el mar que no se detiene. Y tampoco puedo pedirles que se detengan, no me lo podría permitir. A ti, que a la distancia me pareces tan cercana para cruzar el país entero para abrazarte.

Y no es sonoro sino estridente el mar. De noche me despierta y sudo bien cabrón. El clima acá es soportable, pero creo que se debe a que soy algo tolerante. Con el tiempo nos llevaremos mal.

Pero sabes que es algo que busqué. Que somos almas en pena, que somos mucho más que dos. Por la calle o por el mar. Da igual. Tú, mi caramelo, que sigues aquí y no se puede hacer mucho. Estás más hecha de aire que la misma soledad o el miedo. Ni siquiera a la distancia te dejo escapar, igual no te dejas.

Igual sigues aquí, conmigo. Igual sólo es un pretexto (esto de alejarme) para que no olvides lo mucho que te quiero.